Ella

 La chica que se pone a barrer sus penas, a trapear sus lágrimas, a enjuagar el dolor. Aquella, la de cabello largo, que cepilla su tristeza y se frota en miseria. La que está cansada de no sentirse suficiente y que se siente encerrada en una pequeña jaula.

La que da todo a cambio de nada y basa su vida en una pantalla; está en busca de algo real que no se le puede dar, porque el miedo que ella no siente la empuja hacia atrás. Se hace una pregunta sin cesar —¿Qué rumbo mi vida va a tomar?—.

La respuesta no logra encontrar, pero de algo muy segura está: debe dejar de soñar. Todo empieza con un sueño es verdad, pero no los que son inducidos con melatonina y clonazepam. La chica que sigue viva gracias al café y a la venlafaxina por fin ha decidido que... Ya no más.



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